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ROSTRO DE LUNA

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********* Mi Musa *********
La mujer que convirtió mi vida en Poesía

martes, 14 de diciembre de 2010

UNA NOCHE SIN AMANECER


UNA NOCHE SIN AMANECER

El hueco exacto y vacío de mis brazos
se plena ansioso al atraparte
atándote entre ellos como amorosos lazos
fundiéndose nuestros pechos al rodearte
dedos dibujando espaldas en largos trazos
bajan crispados para en las caderas posarse

Bocas destilando néctares de entrega
retardan el húmedo y sublime momento
de encontrarse, para iniciar la refriega
de profundos besos en infinito acoplamiento
que solo por un segundo despega
al lanzar los suspiros al viento

Manos emulas de viajeras palomas
surcan trémulas los espacios de piel
recorriendo valles, bosques y lomas
para anidar en el centro del monte de miel
donde brotan de mixtura los aromas
al abrirse el misterio del dulce vergel

Imperiosas mareas crecen los mares
avasallando los remansos de sosiego
que ceden a las corrientes de los deseares
que como volcanes de lava y fuego
cubren toda la extensión de los lugares
avivados por el viento del deseo
que se excita con los lentos acariciares

Tus senos endurecidos y anhelantes
inflamados ante el embate de mi boca
recorriéndolos con besos quemantes
que se detienen en sus botones de roca
erguidos, orgullosos y desafiantes
vibrando en mi rostro que los toca

Muda contempla la cómplice obscuridad
el coloquio de nuestros cuerpos y alma
rompiendo los sonidos la fiel intimidad
del silente manantial de la calma
con la sinfonía de suspiros de sensibilidad
surgidos de entre los placeres en batalla
en la que solo vencerá nuestra sexualidad

El tiempo condolido su avance detiene
ante el ansia infinita de prolongar la danza
y abrazar al amor en una noche perenne
como el firmamento, como la esperanza
de tocar el éxtasis que el cielo contiene
y que se derrama dentro de la tierna rosa
que en tus muslos se abre en semejanza

Lentamente decrece la movilidad
las aguas regresan a sus niveles
el fuego reduce su voraz intensidad
y los sentidos, cual adormecidos claveles
al llegar el fresco rocío de la tranquilidad
se tienden lasos en el lecho de la felicidad

Solo será una breve tregua esperando
vuelva a la brasa la fuerza del fuego vivaz
para seguirnos esta apasionada noche amando
una vez más... hasta en desmayo desfallecer,
mientras en la ventana, el lánguido amanecer
pícaro nos mira. y sonriendo nos dice procaz,
¡Aun no termina el tiempo del anochecer!
y todavía... nos sigue esperando